Mi día a día y mis pensamientos desde este precioso pueblo, gran desconocido en la geografía del País Vasco.

martes, 3 de marzo de 2009

TODO ES UN CUENTO




Había una vez, una bonito sofá mágico.

Todos pensábamos que siempre sería de la famila Arana, aunque en realidad era del pueblo. El caso es que lo usaban y utilizaban en beneficio propio y de sus amigos los Xetxea, Yarrazabal, etc., y también de vez en cuando les dejaban algún rinconcito a algún que otro convecino si es que necesitaban un favor.

Aún así la familia Arana, no se daba cuenta de que el sillón no era de ellos y que cada cuatro años "normalmente" había una subasta en la que había que pujar por él.

La puja no era una puja cualquiera, consistía en que se lo daban al más majo, y eso se votaba popularmente. Hasta el momento lo tenían todo solucionado. Ayudaban a sus amigos y, gestionaban el sofá bastante bien a ojos de los demás. Pero a veces, por culpa de tanto uso y a escondidas, a sus amigos los beneficiaban económicamente, les favorecían en los baremos para exámenes... Eran cosas a las que el sofá mágico ayudaba sobremanera. Nada demasiado raro, ya que a cualquier usufructuario del sillón con poderes, seguramente en un futuro tendrá las mismas tentaciones y acciones.

Pero hubo un día tras 30 años, en que a pesar de que la gente pensaba que seguían siendo muy majos, los que no eran sus amigos, que eran más, y de las familias Xez, e Yez decidieron "intentar" un acuerdo para que uno de ellos tras 30 años también pudiera usar el sillón.

Menuda se montó en casa de los Arana!! Ellos y sus amigos eran más que los Xez e Yez y sus amigos por separado y deberían seguir usando el sillón... Amenazaron a aquellos con las consecuencias que el cambio traería...

Esta fábula está en la cabeza de todos nosotros pero hay que pensar que, aunque no nos guste:

El cambio es bueno, "aunque algunos digan que más vale malo conocido que bueno por conocer", es símbolo de progreso "creo que no seguimos viajando en burro aunque algunos de ese pueblo parezca que quieran seguir haciéndolo", nos despierta tras un atolondramiento de años y años y nos hace reaccionar mejorándonos a nosotros mismos.

A mi no me da miedo el cambio de titularidad de sillón. Que no se preocupe nadie, que aquí nada ni nadie es eterno. Y para aquellos a los que dicen lo de mejor malo conocido que bueno por conocer, les replico que no hay mal que por bien no venga.

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